4.09.2010

22 DE ABRIL: DÍA DE LA TIERRA

(La Tierra es un ser vivo: sólo la vida da vida).

El Día de la Tierra, el 22 de abril, es una ocasión propicia para reflexionar acerca de la amenaza del cambio Climático y la responsabilidad que a cada uno de nosotros nos corresponde como pasajeros que somos de ella. La incontrolada emisión de gases de efecto invernadero -en especial CO2-, la indiscriminada deforestación, la contaminación de agua y aire han contribuido al deterioro ambiental que hoy vivimos los habitantes del planeta Tierra.

Pero lo grave no es que esto suceda. Lo grave es la indiferencia colectiva que esto produce. Millones y millones de personas en el mundo para quienes resulta normal que el aire no se pueda respirar, que el agua no se pueda beber, que los bosques desaparezcan, que las especies de biodiversidad se acaben, y que ninguno tengamos que ver con la solución a esta grave amenaza.

¿Será que es posible una solución? Pues bien. Nadie, distinto de cada uno de nosotros podrá volver la vida al planeta Tierra. Ningún líder. Ningún partido político. Ninguna religión. Ningún gobierno, ni todas las anteriores pueden lograr algo si cada uno de nosotros no se compromete. ENTRE TODOS SÍ PODEMOS. Nos toca cambiar de hábitos y actitudes. Ser conscientes de ahorrar agua y energía, de reciclar papel, de reciclar basuras, de consumir menos plásticos y químicos, de usar envases biodegradables, de usar el carro racionalmente, de proteger la biodiversidad y, sobre todo, pensar globalmente y actuar localmente (CARTA DE LA TIERRA).

Este 22 de abril se celebra el DÍA DE LA TIERRA, y es una linda oportunidad en que deberíamos comprometernos con un acto de reparación a favor del planeta. Una acción positiva, por simple que sea: apagar un bombillo, desconectar un electrodoméstico, no dejar el grifo del lavamanos abierto mientras nos cepillamos los dientes, reciclar una hoja de papel, rechazar una bolsa de plástico, caminar, sembrar palabras amigables con el planeta, en fin. E invitar a amigos, familia, vecinos. Así podemos ir construyendo un tejido social desde la casa, el barrio, la ciudad. Así vamos llegando a una nueva Ciudadanía más responsable, más participativa, más protectora para enfrentar los retos que nos plantea la amenaza del cambio climático.

Demos un poco de amor al planeta que nos necesita.

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